El documental imprescindible sobre la clase obrera francesa

 

Cinco estrellas para la adaptación de la novela homónima de Didier Eribon.

En un momento de su esclarecedor texto autobiográfico Regreso a Reims, el filósofo, sociólogo y militante gay Didier Eribon afirma que, a pesar de las dificultades inherentes a cualquier operación de outing, le resultó más sencillo, una vez trasladado a París, salir del armario gay que hacerlo del de clase. Dicho en otros términos, que en la sociedad francesa y burguesa de provincias, esa que tan bien supo retratar Claude Chabrol en sus ficciones, reconocerse hijo del proletariado es, sigue siendo, una operación (social) de riesgo. 

Viene a cuento contar esto porque en la adaptación que Jean-Gabriel Périot hace del texto de Eribon, el director de Nuestras derrotas sacrifica una de las dos patas sobre las que se asienta el libro, justamente la que concierne a la opción homosexual adoptada por el autor, para centrarse sólo en los aspectos de clase. Aunque, en un guiño que no pasará desapercibido a cualquier espectador avisado, coloca la voz en off autoral en boca de la actriz Adèle Haenel, no por casualidad, una de las más notorias militantes LGTBI+ del cine francés, amén de protagonista de esa belleza lésbica llamada Retrato de una mujer en llamas.

No es difícil entender el porqué de haber adoptado esa opción: porque es la que mejor permite al film ser lo que es, un documental de archivo sin presencia de actores, ni reconstrucciones ficcionales, a las que, sin duda, le hubiese empujado el contar la vida de Eribon, Un documental, por lo demás, que pretende algo tan difícil como es responder a la pregunta crucial en la Francia de estos tiempos: por qué la base obrera, tradicional votante de izquierdas, ha mutado hasta convertirse en el principal apoyo de Marine Le Pen y su extrema derecha xenófoba, nacionalista y excluyente. 

Así, con el formidable apoyo de unas imágenes de archivo de riqueza deslumbrante, y gracias a un trabajo de montaje sencillamente insuperable (gentileza del propio director), Regreso a Reims se termina convirtiendo en el mejor ejemplo de crítica política visto en una pantalla en años. Sus conclusiones no pueden ser más demoledoras: el paso de la izquierda a la extrema derecha se apoya, en muchos casos, en factores que siempre han estado ahí, aunque nunca se haya querido verlos. Por ejemplo, en el racismo que tantos obreros han manifestado ancestralmente (contra argelinos y subsaharianos, como en otros tiempos contra portugueses o españoles), que les lleva a identificarse ahora con el mantra lepeniano de “los franceses primero”. Por ejemplo, en una cierta desconfianza hacia lo intelectual y en la aceptación acrítica de valores mucho más relacionados con el machismo que con ideales igualitarios. O, en fin, ese fondo de nacionalismo francés que tanto cultivó, en el pasado, la política oficial del Partido comunista francés, el de Georges Marchais, sin ir más lejos. Con lo que, al final, la letra no es la misma, pero la música suena extraña, horrendamente conocida. Y de ahí a echarse en manos del enemigo en las urnas, sólo hay un paso.

Para interesados en el aquí y ahora y en los ascensos extremistas

 

Mirito Torreiro
Fotogramas
10 de junio 2022
www.fotogramas.es/peliculas-criticas/a40248449/regreso-a-reims-critica-pelicula/